SAVIA RURAL: JÓVENES Y EL RETO RURAL, VISIÓN DESDE LA EMPRESA

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24.- “SAVIA RURA” por RAFAEL MIGUEL ALONSO BARRAU, agricultor ecológico y empresario, que reflexiona sobre: “ JÓVENES Y EL RETO RURAL, VISIÓN DESDE LA EMPRESA”. donde nos dice: “el medio rural cumple una serie de funciones esenciales para la ciudad y zonas urbanas más desarrolladas, produce alimentos, es un pulmón de vegetación frente al cambio climático, imprescindible para preservar la biodiversidad, fuente de recursos renovables… Y un sinfín de aportes tangibles e intangibles para el resto de la sociedad”.

Tengo el privilegio de conoce desde su nacimiento el proyecto de la familia Alonso y Barrau, donde con un trabajo incansable sus padres Rafael y Carmen han sabido desarrollar con una visión ecológica y global de economía circular, donde su aceite con la marca “Oro del Desierto” en un referente de calidad, reconocido por numerosos premios y una clientela fiel...Un proyecto donde está garantizado el relevo generacional con Rafa y su hermano Juán, su compromiso y motivación me produce alegria...

Invito a leer su refiexion, compartiendo algunos párrafo que define muy bien lo que representa y siente Rafa en esta tribuna nos dice: “Yo soy un agricultor, ganadero y empresario y vivo desde que nací en el Campo de Tabernas, una comarca deprimida en el centro de la provincia de Almería, nuestra comarca es una zona emitentemente agrícola, con servicios y turismo como actividad complementaria para visitantes que vienen a conocer el Desierto de Tabernas y los sets de rodaje de películas (industria que floreció en los años 60,70 y 80, a partir de ahí entró en declive).

Nuestro pueblo cuenta con 3700 habitantes y a principios del siglo XX tenía más de 8000 censados, a lo largo de algo más de 100 años hemos perdido la mitad de la población que se marchó sobre todo en los 80 a la capital Almeriense en busca de “mejor” vida.

En toda la comarca, más de 100.000 ha, apenas tenemos 12.000 habitantes y las alternativas para jóvenes de quedarse a trabajar y tener futuro van de decadencia, con una agricultura cada vez menos rentable y que no permite viabilidad, falta de distribución homogénea y justa de los recursos hídricos, nula industrialización más allá de las almazaras que molturan (el olivar es uno de los pocos cultivos viables siempre que se ponga en valor la producción y su calidad más que la cantidad y la masificación).

Yo tuve suerte de nacer y crecer en una familia de agricultores y emprendedores, fruto de lo cual, junto a mi hermano, mis padres y un equipo humano de empleados magnífico hemos conseguido crear con mucho esfuerzo una empresa familiar agrícola, hostelera y turística de tamaño suficiente y viabilidad para dar trabajo a 14 personas aparte de nosotros mismos en nuestro pueblo. Además, nuestra actividad es integral ya que comprende una finca de olivar ecológico, viña, cereal, almendro, con ganadería ovina y equina integrada, una almazara donde elaboramos nuestro aceite de oliva virgen extra (que comercializamos embotellado), un museo en una antigua almazara y restaurante donde ofrecemos los productos de la zona y un complejo rural donde huéspedes pueden alojarse.

Cabe destacar que todos los residuos de nuestra almazara o como a mí me gusta llamarlos subproductos son valorizados: El hueso de la aceituna como biomasa/combustible; la pulpa/alpeorujo como fertilizante orgánico tras realizar compostaje, vuelve al suelo agrícola aumentando el contenido en materia orgánica. Toda la actividad funciona exclusivamente de energía solar (estamos en la zona con más horas de sol de toda Europa, con más de 3000 al año) ya que disponemos de varias instalaciones fotovoltaicas cuya producción excede el consumo total anual de la empresa.

Hemos intentado llevar a cabo un proyecto integral y sostenible, donde hay un equilibrio entre el respeto por el medio ambiente, generar valor a la sociedad con empleo estable y de calidad, así como un rendimiento económico que permite continuar con la actividad de manera ilusionante para el futuro.

Todo esto no lo hemos conseguido convertir en realidad de la noche a la mañana, llevamos trabajando en este sentido desde 1995, cualquier proyecto requiere de dedicación, tesón, esfuerzo, constancia y una pequeña dosis de “locura” si me entienden bien, esa pasión por querer llevar a cabo algo diferente y nuevo.

Cuando mis hijos me dicen que quieren vivir siempre en el pueblo y trabajar como yo, ahora que son pequeños (7 y 10 años), me llena de alegría. Ver como ya valoran la vida en el campo y entender lo que vale el esfuerzo, la dignidad y los valores por encima de todo me hace pensar que los estamos educando mi mujer y yo correctamente. Pero me paro a pensar si esto será posible sin las acciones necesarias por parte de todos para que se materialice en una realidad que ellos y muchos otros niños del mundo rural puedan seguir adelante con esta vida si es lo que cuando sean adultos verdaderamente quieren.

Gracias Rafa por ser como ere y a tus padres hermano y familia vuestros compromiso en defensa del mundo rural y sus gentes , SONRISA

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